¿Fue Marte quien extinguió a los dinosaurios?
7/21/202511 min leer


Hipótesis de una catástrofe planetaria por resonancia: la Luna como cuerpo libre que pudo haber impactado contra Marte y luego haber sido capturada por la Tierra
¿Una colisión con Marte trajo a la Tierra vida, agua y un satélite?
Tharsis, Procellarum, Chicxulub: piezas de un mismo rompecabezas cósmico.
Supuestos principales de la hipótesis:
La Luna puede que no se haya formado a partir del material expulsado de la Tierra, como afirma la teoría del Gran Impacto, sino que pudo haber sido un cuerpo celeste independiente que participó en una serie de eventos catastróficos en el Sistema Solar interior. Hace unos 66 millones de años, este cuerpo (la actual Luna) pudo haber impactado con Marte, conduciendo potencialmente a: la desestabilización del núcleo de Marte, la pérdida de su atmósfera y campo magnético, la deformación del hemisferio norte (terreno más bajo, cráteres gigantes), la extinción de la actividad geológica. Tras la hipotética colisión, la trayectoria de la Luna pudo haberse curvado de tal manera que la Tierra fue capaz de capturarla — al mismo tiempo: fragmentos de la atmósfera de Marte y moléculas de agua (congelada o gaseosa) pudieron haber llegado a la Tierra, la Tierra pudo haber ganado masa adicional y un nuevo satélite.
Posibles efectos para la Tierra:
El espesamiento de la atmósfera — un aumento repentino de la presión pudo haber causado la asfixia de grandes organismos (dinosaurios) que no estaban adaptados al cambio en las condiciones gaseosas. El inicio de la tectónica de placas — la masa exterior del manto terrestre pudo haberse agrietado e iniciado su desplazamiento (los comienzos de la dinámica actual de la corteza). Las huellas geológicas en la Tierra (por ejemplo, Yucatán) podrían ser solo una de muchas señales de este evento global.
Evidencias indirectas que apoyan la hipótesis:
Marte tiene una "marca de impacto" y una clara asimetría geológica. La Tierra y la Luna tienen parámetros rotacionales y orbitales extrañamente relacionados. El registro geológico de la Tierra muestra muchas señales de cambios climáticos repentinos, aumento de la masa planetaria y reorganización de la estructura de la corteza. Oceanus Procellarum en la Luna y Tharsis en Marte pueden ser "reflejos" mutuos de la dirección de la colisión hipotética. El cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter podría ser el remanente de materia expulsada de Marte que no llegó a la Tierra.
Crítica a la datación de la colisión de Marte basada en meteoritos:
La ciencia oficial a menudo indica que la edad de los meteoritos marcianos (alrededor de 4 mil millones de años) es prueba de una colisión muy temprana. Sin embargo, la edad de una roca no necesariamente coincide con el momento del evento que la expulsó de Marte. El material pudo haberse originado en una corteza antigua, pero haber sido expulsado por un evento mucho más reciente — por ejemplo, hace aproximadamente 66 millones de años. El simple hecho de que los meteoritos aún lleguen a la Tierra hoy en día puede indicar que fueron expulsados relativamente hace poco — y no que hayan estado vagando libremente durante miles de millones de años. De este modo, la hipótesis de una colisión hace 4 mil millones de años podría perder coherencia, mientras que la versión de un impacto resonante más reciente ganaría credibilidad.
Heridas de Marte — la geología de un golpe planetario:
Valles Marineris, a menudo llamado el Gran Cañón marciano, podría en realidad ser una gigantesca grieta en la corteza de Marte, formada por la repentina pérdida de masa y energía térmica tras la catástrofe hipotética. Esta área no presenta rasgos típicos de erosión fluvial, y se asemeja más bien a una fisura en una corteza endurecida que se extiende a lo largo de una línea de fractura de tensión. Los llamados lechos de ríos pueden en realidad ser canales de lava solidificados, no formas de erosión hídrica — esta interpretación pudo haber sido descartada debido al supuesto de inactividad geológica en Marte. La abundancia de óxidos de hierro y la composición química de la superficie marciana coinciden con las características del núcleo exterior del planeta — lo que sugiere que la catástrofe expuso las capas internas de Marte. Las lunas Fobos y Deimos tienen formas irregulares, baja densidad y órbitas inusuales — lo que podría significar que son fragmentos de la corteza marciana o restos del impacto atrapados en órbitas inestables tras la colisión.
Tharsis en Marte y Oceanus Procellarum en la Luna — posibles analogías geológicas:
Un aspecto interesante que apoya la hipótesis de la catástrofe planetaria por resonancia es la similitud de dos vastas regiones basálticas en Marte y la Luna, que podrían ser el resultado del mismo mecanismo — un debilitamiento y estiramiento repentino de la corteza como consecuencia de un enorme impulso mecánico.
Tharsis en Marte:
Es una extensa provincia volcánica que abarca una zona de aproximadamente 4000 km de diámetro. Contiene algunos de los volcanes más grandes del Sistema Solar (Olympus Mons, Arsia Mons, Pavonis Mons, Ascraeus Mons), así como un sistema de fallas y hundimientos (Valles Marineris). Toda esta estructura está elevada varios kilómetros sobre el nivel medio de Marte y se caracteriza por anomalías gravitacionales y una corteza extremadamente delgada en ciertas áreas. Esto podría indicar que Marte experimentó en el pasado una gigantesca tensión o un "golpe lateral" que resultó en la apertura de la corteza y permitió la salida masiva de basalto desde el interior del planeta.
Oceanus Procellarum en la Luna:
Es una enorme región basáltica oscura que se extiende desde las zonas ecuatoriales hasta el norte, con un diámetro de aproximadamente 2500 km y una superficie de unos 4 millones de km². Está rellena de gruesas capas de lava que emergieron tras un debilitamiento previo de la corteza. No es un cráter de impacto clásico: los estudios geofísicos sugieren que la corteza bajo Procellarum es más delgada y el área presenta anomalías gravitacionales inusuales. Esto podría significar que se originó como resultado de una tensión profunda o una sacudida resonante que dañó la corteza y abrió paso a la lava basáltica.
Mecanismo común posible:
Hipotéticamente, estas dos enormes regiones basálticas podrían ser “equivalentes” geológicos surgidos del mismo proceso: un fuerte impulso resonante interplanetario, un impacto o roce que estiró las cortezas y las debilitó, lo cual permitió potentes erupciones de lava desde el interior de estos cuerpos celestes. Esto explicaría por qué tanto Tharsis como Oceanus Procellarum tienen dimensiones enormes, composición basáltica y están vinculados con anomalías gravitacionales.
Vínculos químicos entre Marte y la capa límite K–Pg en la Tierra:
En la capa K–Pg, datada en aproximadamente 66 millones de años, se hallaron concentraciones elevadas de iridio (Ir) — un elemento raro en la corteza terrestre pero común en meteoritos. Es significativo que el iridio también esté presente en meteoritos de origen marciano, lo cual podría indicar una fuente de material común o una colisión en la que Marte participó. En la capa K–Pg también se encontraron altos niveles de compuestos de azufre, posiblemente derivados de sulfatos evaporados por el impacto. Los meteoritos marcianos también contienen sulfuros, lo que podría señalar una profunda relación química. Además, en algunos meteoritos de Marte se han descubierto hidrocarburos aromáticos y compuestos orgánicos simples — lo que sugiere que componentes básicos de la vida pudieron haber sido transferidos a la Tierra como resultado de esta colisión. También los microtectitas y los vidrios de impacto presentes en la capa K–Pg concuerdan con condiciones de impacto extremo y podrían apuntar a un origen extraterrestre del material. Elementos comunes como el calcio, níquel, cromo o titanio, presentes tanto en meteoritos marcianos como en la capa de impacto terrestre, reforzarían aún más la hipótesis de una historia compartida y del intercambio de materia entre planetas.
Órbita de origen de la Luna y mecanismo de colisión con Marte:
El objeto que actualmente actúa como la Luna pudo haber estado originalmente en una órbita dentro de la región del actual cinturón de asteroides. Durante la formación del Sistema Solar, su trayectoria pudo haber sido alterada por Júpiter, que a través de una intensa interacción gravitacional le habría sustraído parte de su masa. Este objeto, ya aligerado y con una órbita elongada, pudo haber entrado en un camino que cruzara la órbita de Marte. En lugar de un impacto frontal, podría haber ocurrido una colisión oblicua o un roce — lo cual explicaría los daños asimétricos en la superficie de Marte y la presencia de signos de colisión lunar (como Oceanus Procellarum). Este escenario no solo habría cambiado el destino de Marte, sino que también habría colocado a la Luna en una trayectoria que permitió su captura por la Tierra.
Consecuencias hipotéticas: captura de masa y vida:
No se puede descartar que parte de la atmósfera, minerales e incluso moléculas biológicas (como ADN, ARN, bacterias o sus ancestros) hayan sido transportadas desde Marte hacia la Tierra a consecuencia de esta colisión. Es posible que algunas formas de vida originadas o evolucionadas en Marte durante su pasado húmedo y cálido hayan sobrevivido en material meteórico y se hayan convertido en el embrión de la biosfera terrestre.Además, el aumento de la masa terrestre por la captura de parte del material pudo haber acelerado su maduración geológica y creado condiciones propicias para una rápida evolución de la vida.
Impactos múltiples como efecto de la colisión con Marte:
Cada vez más datos geológicos sugieren que la extinción del Cretácico no fue causada por un solo impacto, sino por una serie de impactos coordinados o cercanos en el tiempo. Además del cráter principal de Chicxulub en México (\~180 km de diámetro), se han descubierto y fechado otras estructuras:
Shiva (India) — estructura supuesta de hasta 500 km de diámetro,
Boltysh (Ucrania) — cráter confirmado de 24 km de diámetro,
Nadir (frente a la costa africana) — cráter recientemente identificado (\~8,5 km), también datado en 66 millones de años,
Silverpit (Mar del Norte) — \~20 km de diámetro, edad similar.
La coincidencia temporal de estos impactos podría significar que no se trató de una lluvia de asteroides independientes, sino del resultado de la desintegración de un solo cuerpo mayor. La hipótesis plantea que la Luna original, tras la colisión con Marte, se desintegró parcialmente en fragmentos, de los cuales: el núcleo principal fue capturado por la Tierra como la Luna actual, y numerosos fragmentos impactaron distintas regiones del planeta. Este escenario explicaría la diversidad de tamaños y ubicaciones de los cráteres, así como el hecho de que muchos comparten una edad geológica similar. La fragmentación provocada por la colisión interplanetaria y la posterior dispersión de sus trayectorias podría haber generado decenas de impactos en el transcurso de miles o cientos de miles de años — suficiente para provocar una extinción masiva. Este escenario podría unir procesos físicos, químicos y biológicos en una sola cadena de eventos: un impulso resonante interplanetario como posible fuente de vida, masa y clima.
Exceso de agua en la Tierra – posible origen en Marte:
Los modelos modernos de formación planetaria indican que la Tierra podría tener un contenido de agua inusualmente alto, desproporcionado respecto a su masa y posición en el Sistema Solar. El agua debería haber sido empujada hacia las regiones externas del Sistema Solar por el joven Sol, que irradiaba intensamente, lo que hace difícil explicar la existencia de océanos tan vastos en la Tierra. La hipótesis sugiere que Marte primitivo era significativamente más grande que en la actualidad y poseía grandes cantidades de agua contenida en su corteza, atmósfera y manto. La pérdida de masa de Marte a raíz de la colisión con la futura Luna pudo haber representado entre 1/4 y 1/3 de su masa original, lo que lo convierte en una fuente potencial de agua para la Tierra. Fragmentos de la corteza, hielo y vapor de agua pudieron haber sido expulsados al espacio, formando el cinturón de asteroides, del cual parte pudo haber alcanzado la Tierra. Además, estos fragmentos pudieron estar cargados de agua y otras sustancias volátiles, aumentando la cantidad total de agua terrestre tras su acreción. La captura de la Luna también podría haber introducido cantidades significativas de sustancias volátiles en el sistema atmosférico terrestre. Esto podría explicar tanto el exceso de agua en la Tierra como la composición química atípica de su atmósfera y su nivel de humedad relativamente alto en comparación con otros planetas rocosos.
Hipotéticos efectos: captura de masa y vida:
No se puede descartar que parte de la atmósfera, minerales e incluso moléculas biológicas (como ADN, ARN, bacterias o sus ancestros) hayan sido transportadas de Marte a la Tierra como resultado de esta colisión. Es posible que algunas formas de vida que surgieron o evolucionaron en el Marte húmedo y más cálido del pasado sobrevivieran dentro de materia meteórica y contribuyeran a cambios biológicos significativos en la Tierra. Tras esta hipotética colisión, la Tierra pudo experimentar cambios gigantescos en las estructuras biológicas existentes: surgieron formas completamente nuevas que antes no se observaban o existían sólo en cantidades muy limitadas. Algunas teorías paleobiológicas plantean que la aparición repentina de grupos de organismos con características completamente nuevas (como estructuras proteicas alteradas, nuevos sistemas metabólicos o incluso mecanismos básicos de replicación de ARN/ADN) podría estar relacionada con la llegada de patrones genéticos únicos desde el espacio. Además, el aumento de la masa terrestre por la captura de materia pudo acelerar su maduración geológica y crear condiciones favorables para una rápida expansión de la vida en nuevas direcciones, lo que finalmente condujo al desarrollo de ecosistemas completamente nuevos.
Resumen:
Esta extensa hipótesis de catástrofe planetaria resonante presenta un escenario alternativo para la formación del sistema actual Tierra–Luna y para los profundos cambios en la historia geológica y biológica de la Tierra. Plantea que la Luna pudo haber sido un cuerpo independiente que, debido a perturbaciones orbitales iniciadas por Júpiter, entró en una trayectoria de colisión con Marte, causando su deformación, pérdida parcial de masa y atmósfera, y la creación de estructuras gigantes como Tharsis. Posteriormente, este objeto pudo haber cambiado de órbita y haber sido capturado por la Tierra como su actual satélite.
Como resultado de este proceso, parte de la materia marciana, junto con agua y compuestos orgánicos potenciales, pudo haber sido transportada a la Tierra, influyendo en el desarrollo de la biosfera y en el aumento de la masa planetaria. Una serie de impactos de fragmentos podría haber sido responsable de cráteres dispersos y de la extinción masiva al final del período Cretácico. Todo el proceso podría representar una gran reacción resonante del Sistema Solar que dio lugar a la actual configuración de la Tierra, la Luna, Marte y el cinturón de asteroides. Así, procesos físicos, químicos y biológicos se entrelazan en una única historia coherente que podría explicar muchas incógnitas del Sistema Solar.
Aclaración:
Esto es únicamente una hipótesis y una visión personal. Aunque se basa en gran medida en datos y observaciones disponibles, no debe considerarse una fuente científica ni una prueba concluyente. Es más bien un intento de interpretación personal de los fenómenos y una concepción libre que requiere de investigaciones y verificaciones adicionales.


Marte – Tharsis
Extensa región volcánica de unos 4000 km de diámetro. Contiene Olympus Mons y los volcanes más grandes del Sistema Solar. Zona elevada con anomalías gravitacionales. Fuente: NASA

